Martes y viernes a las 20.00 horas. Entrada: $ 150, socios
gratis
Título original The
Bookshop (La librería)
Año 2017
Duración 115 min.
País España
Dirección Isabel
Coixet
Guion
Isabel Coixet (Novela: Penelope Fitzgerald)
Música Alfonso de
Vilallonga
Fotografía Jean-Claude
Larrieu
Reparto
Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Bill Nighy,
Honor Kneafsey, James Lance,
Harvey Bennett, Michael Fitzgerald, Jorge Suquet,
Hunter Tremayne, Frances Barber, Gary
Piquer, Lucy Tillett, Nigel O'Neill, Toby Gibson, Charlotte Vega, Nick Devlin
Productora Coproducción
España-Reino Unido-Alemania; Green Films / A Contracorriente Films / Diagonal
Televisión / Zephyr Films / ONE TWO Films
Género Drama |
Años 50. Drama de época
Calificación: ATP
Sinopsis En un
pequeño pueblo de la Inglaterra de 1959, una joven mujer decide, en contra de
la educada pero implacable oposición vecinal, abrir la primera librería que
haya habido nunca en esa zona. (FILMAFFINITY)
Premios 2017-18
Premios Goya:
Mejor película, dirección y guion adaptado. 12 nominaciones
Premios Feroz: 3
nominaciones, incluyendo Mejor director
Premios Gaudí:
Mejor dirección artística y Mejor música original. 12 nominaciones
Festival de
Berlín. Sección Oficial. Proyección Especial (Fuera de competición)
Premios Fénix:
Nominada a mejor diseño de producción y vestuario
Premios Platino:
Nominada a mejor película, dirección, guion y música
Critica:
Esta película
habla de esas sensaciones. Y lo hace con un lenguaje, unos matices, un tono y
una capacidad de sugerencia que me conmueven
Siento pereza
inicial al embarcarme en La librería, la última película de Isabel Coixet, ya
que, con la excepción de la preciosa Cosas que nunca te dije, mi desencuentro
con su cine ha sido permanente. La frase que encabeza su cartel publicitario
(“Entre libros, nadie puede sentirse solo”) es alentadora, pero también
discutible. Mallarmé comienza así un poema: “La carne es triste, así es, y ya
he leído todos los libros”. Conclusión desoladora y cierta en algunos casos
trágicos. Existieron y existirán sensibles devoradores de poesía y literatura
que acaban lanzándose al vacío, pudieron más la soledad y el acorralamiento que
la impagable ayuda y el gozo que proporcionan los libros. El primer encuentro
con ese codiciado libro siempre estará presidido por la magia, como describe
maravillosamente Italo Calvino en el arranque de Si una noche de invierno un
viajero. Esta película habla de esas sensaciones. Y lo hace con un lenguaje,
unos matices, un tono y una capacidad de sugerencia que me conmueven y que en
un par de modélicas secuencias protagonizadas por la entregada librera y un
hombre que ha acorazado su ancestral aislamiento y su supervivencia gracias a
las páginas impresas (en esa época ningún amante de los libros podría ni
querría imaginar esa cosa tan antinatural y gélida del e-book) logran que se me
humedezcan los ojos.
Isabel Coixet
adapta una novela de Penelope Fitzgerald (el apellido impone literariamente)
que desconozco, pero ansío leer. Su temática podrá parecer muy leve a los
espíritus intensos. Yo creo que es muy rica. Narra el empeño de una viuda por
abrir una librería en un pueblo de Inglaterra con nula empatía hacia la
necesidad o la pasión de leer. A ella ese acto le sirve para suplir carencias
afectivas, para vivir otras vidas, para soñar junto al mar con los personajes y
los sentimientos que habitan los libros, esos objetos en los que siempre
ocurren cosas. Los poderosos del pueblo, depredadores detrás de sus modales
aristocráticos, declararan soterrada guerra a esa dulce intrusa, convencida de
que lo que ella pretende vender puede suponer placer, conocimiento, aventura o
bálsamo para unos cuantos vecinos. Será ayudada en su laboriosa misión por una
niña imaginativa, inteligente, práctica y soñadora al mismo tiempo, y mantendrá
emocionante contacto con un misántropo anciano que lleva 45 años encerrado en
su mansión, alguien que me hace pensar en el estremecedor poema de Gil de
Biedma: “En un pueblo junto al mar, poseer una casa y poca hacienda y memoria
ninguna. No leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, y vivir como un
noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia”. Sin embargo, mi héroe sí
lee y también paga cuentas.
La librera le
descubrirá al excelso Ray Bradbury y sus Crónicas marcianas. Y la existencia
del misántropo anhelará la publicación de Las doradas manzanas del sol y El
vino del estío. Y el gran Nabokov desafiará a la moral convencional con la
turbadora y extraordinaria Lolita. Y se crearán vínculos muy hermosos entre
estos dos náufragos, que desearían haberse conocido en otra vida.
El pequeño
milagro de Penelope Fitzgerald
Coixet describe
todo esto con una delicadeza y un tono cercanos a la orfebrería. Imágenes,
diálogos, silencios, pequeños y reveladores gestos conviven en armonía,
arropados por una atmósfera magnética y veraz. Su intimismo es contagioso. Y la
historia que me han contado sigue conmigo durante el resto del día. Se supone
que ocurren pocas cosas, pero me ha tocado y reconozco en qué fibras
emocionales. La llevo dentro.
Carlos Boyero en
El País de Madrid
Trailer:
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