martes, 28 de septiembre de 2021

28set21: Sound of metal



Título original Sound of Metal

Año 2019

Duración 120 min.

País Estados Unidos

Dirección Darius Marder

Guion Darius Marder, Abraham Marder

Música Nicolas Becker, Abraham Marder

Fotografía Daniel Bouquet

Reparto Riz Ahmed, Olivia Cooke, Paul Raci, Mathieu Amalric, Tom Kemp, Bill Thorpe, William Xifaras, David Arthur Sousa, Michael Tow, Marisa Defranco, Lauren Ridloff, Jamie Ghazarian, Chris Perfetti, Hillary Baack, Chelsea Bond

Género Drama | Música. Discapacidad. Discapacidad auditiva. Cine independiente USA

Calificación +16

Sinopsis Narra la historia de un joven batería de una banda de música que comienza a perder la audición. (FILMAFFINITY)

Premios

2020: Premios Oscar: Mejor montaje y sonido. 6 nominaciones

2020: Globo de Oro: Nominada a mejor actor drama (Riz Ahmed)

2020: Premios BAFTA: Mejor montaje y sonido

2020: National Board of Review (NBR): Top 10, mejor actor (Ahmed) y secundario

2020: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año

2020: Critics Choice Awards: Mejor montaje (ex aequo). 5 nominaciones

2020: Premios Independent Spirit: Mejor ópera prima, actor y actor secundario

2020: Asociación de Críticos de Los Angeles: Nom. a mejor actor (Ahmed) y actor sec.

2020: National Society of Film Critics: Mejor actor secundario (Paul Raci). 2 nom.

2020: Sindicato de Productores (PGA): Nominada a mejor película

2020: Sindicato de Directores (DGA): Mejor dirección novel

2020: Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a mejor guion original

2020: Sindicato de Actores (SAG): Nominada a mejor actor (Riz Ahmed)

2020: Asociación de Críticos de Boston: Mejor actor de reparto (Raci). 2 nominaciones

2020: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor actor secundario (Raci). 3 nominaciones

2020: Premios Gotham: Mejor actor (Riz Ahmed)

2020: Satellite Awards: Mejor actor (Ahmed) y sonido. 4 nominaciones

 

Crítica:

Nominado a varios Oscar en este 2021, obtuvo los de Mejor Sonido y Mejor Edición, solo por señalar uno de los reconocimientos de mayor popularidad. Su actor principal también ha obtenido diversas distinciones. Es el debut en el largometraje de ficción de Darius Marder; un filme que luce honesto y sensible y que destaca por su minucioso, expresivo y elocuente trabajo sonoro.

La compasión se define como ese sentimiento de pena, ternura e identificación que nos puede generar el sufrimiento, o sufrimientos, de otra persona. La empatía, por su parte, dice de la capacidad de identificarnos con alguien para llegar a compartir sus sentimientos. Estos sentimientos no están definidos, por lo que podemos asumir que trascienden lo estrictamente vinculado al padecimiento de algún mal y pueden también vincularse a las alegrías de ese otro individuo.

Si bien nos encontramos atravesando un período en el que el término empatía ha pasado a ser una suerte de muletilla en todo aquel que brinda consejo, ya sea por profesión o corazón, y ha pasado a figurar en toda receta del buen individuo como una suerte de mandamiento, lo cierto es que, más allá de buenas intenciones, lograrla se asemeja más a un deseo intelectual que a una realidad factible de ser constatada. Tal vez su puesta en boga, y la insistencia con que solemos escucharla en la actualidad, tenga más que ver con lo que no podemos que con lo que podemos lograr. De allí la necesidad de ponerla sobre la mesa una y otra vez. Mirar alrededor parecería suficiente para entender de lo que no somos capaces. “Ponerse en los zapatos del otro” solo es posible sin el otro en ellos, lo que lo correría del centro, del foco de atención, pasando a ocuparlo yo mismo, una vez más.

Más allá de estas vanas disquisiciones, lo cierto es que nos considero más proclives a vivir el sentimiento de la compasión que el seguramente más completo y loable de la empatía, aun deseando la consecución de este más que de aquel y, sin por ello, cargar de negatividad al primero.

Creo que esto es lo que consigue El sonido del Metal, de forma honesta y sensible: que nos identifiquemos desde la pena y la ternura con un personaje sufriente. Y para llegar a identificarnos, debemos poder experimentar algo similar al padecimiento señalado. Esto es lo que logra Darius Marder -y equipo- a través del minucioso, expresivo y elocuente trabajo de sonido. Aun sin conocer si es efectivamente así el mundo de los sordos o, al menos, ciertos aspectos del mundo de los sordos, El sonido del Metal lo torna verosímil y lo transforma en una experiencia compartida. Una experiencia a través de la cual llegar a asir, de algún modo, aunque más no sea por un ratito, por un cachito de tiempo, la pérdida de la audición, el sufrimiento que genera y las consecuencias que trae aparejada. Del intento de asunción de dicha pérdida y su posible, quizá imprescindible, reelaboración y resignificación, nos hablará El sonido del Metal. En el camino, también será capaz de abordar otras cuestiones.

Esas otras cuestiones estarán vinculadas a las características de vida de nuestro personaje central: Ruben (Riz Ahmed, preciso y contundente), a su insospechada y frustrante sordera, y a su entorno inmediato, el que se ampliará a partir de la dolorosa novedad.

Ruben es baterista de una banda de Heavy Metal que comparte con su pareja Lou (Olivia Cooke). Viven juntos en una casa rodante: un largo bus que también cuenta con todos los instrumentos y equipos de sonido necesarios para llevar a cabo su arte, y que les permite girar con su música a lo largo y ancho del país. Ambos cargan historias de vida complejas e intentan alejarse de las adicciones y la autoflagelación. Dicen haberse “salvado” el uno al otro. Ruben lleva cuatro años rehabilitándose.

Su repentina pérdida del oído lo hará trastabillar. La consulta por un trasplante lo sitúa en su realidad económica; es imposible de afrontar. Confusión y desesperación lo hacen estallar. Viejos fantasmas lo cercarán, Lou temerá por ambos y lo convencerá de intentar “refugiarse” en un centro de rehabilitación para sordos -una combinación ciertamente inédita para los ojos de este comentador-. Nada será fácil para Ruben. Lou debe partir; lo estrecho de su vínculo debe interrumpirse. Ya nada será igual, no solo en materia de audición.

A partir de allí, asistiremos al intento de asunción de su sordera, al acercamiento al universo de la lengua de señas, a su lucha contra ese “exterior” de su nueva comunidad del que, cual adicción, parece no poder desprenderse, al descubrimiento de que el ritmo también puede comunicarlo con niños y compañeros de ruta, al acercamiento a nuevas formas de canalización de la ira y el desasosiego, a su pelea contra ellas, al descubrirse importante para otros, a que no sea suficiente, a su demanda de más y más, a su querer “volver”. Vaivenes de un proceso doloroso, aunque siempre vital. En su nuevo micromundo se lucha todos los días contra la idea de la sordera como una discapacidad, algo que haya que reparar; es necesario recordarlo cotidianamente. Ruben no logra terminar de comprenderlo, por lo que aparecerán nuevos conflictos.

La estructura de El sonido del Metal responde a convenciones e historias conocidas; sin embargo, la ausencia de melodrama, de épica de superación, de paternalismos, de juicios categóricos, la tornan cercana y convincente, repleta de humanidad. El trabajo sonoro, que nos conduce desde el sonido natural del oído hasta el absolutamente artificial del implante, atravesando una sordera del setenta y cinco por ciento y hasta la sordera absoluta, le otorgan la dimensión de lo vivencial. El trabajo de Ahmed, cargado de matices en los movimientos de su cuerpo, en su mirada, en su voz, completan el cuadro de verosimilitud, expresividad y sencillez necesarias para obtener nuestra identificación.

Ruben deberá lidiar con su nueva condición. Lo hará entre la resistencia y la aceptación, entre la resignación y el aprendizaje significativo. La presencia de nuevas ausencias y la ausencia de viejas certezas lo llevarán a replantearse su ser en el mundo. Entre los monitores intrauditivos, propios de una noche de concierto, y los implantes cocleares que intentan colaborar en la audición hay tanta diferencia como entre el sonido del metal propio del género musical y el sonido metalizado característico de las señales eléctricas en las que se trocan las señales acústicas y que estimulan el nervio auditivo para permitir cierta escucha.

Dentro de dicha búsqueda angustiante, el silencio también puede ser una opción a considerar.

Andrés Vartabedian (Revista Digital Vadenuevo, 02/06/2021)

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martes, 21 de septiembre de 2021

21set21:Historia de un matrimonio


--MARTES A LAS 20.00 HORAS - ENTRADA $ 150.--

Título original Marriage Story

Año 2019

Duración 136 min.

País Estados Unidos

Dirección Noah Baumbach

Guion Noah Baumbach

Música Randy Newman

Fotografía Robbie Ryan

Reparto Scarlett Johansson, Adam Driver, Laura Dern, Azhy Robertson, Alan Alda, Julie Hagerty, Merritt Wever, Mary Hollis Inboden, Amir Talai, Ray Liotta, Wallace Shawn, Emily Cass McDonnell, Matthew Maher, ver 11 más

Género Drama | Drama romántico. Teatro. Familia. Drama judicial / Abogados/as

Calificación  + 16

Sinopsis Charlie, un director de teatro neoyorquino y su mujer actriz, Nicole, luchan por superar un proceso de divorcio que les lleva al extremo tanto en lo personal como en lo creativo. (FILMAFFINITY)

Premios

2019: Premios Oscar: Mejor actriz secundaria (Laura Dern). 6 nominaciones

2019: Globos de Oro: Mejor actriz secundaria (Laura Dern). 6 nominaciones

2019: Premios BAFTA: Mejor actriz secundaria (Laura Dern). 5 nominaciones

2019: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor actriz secundaria (Laura Dern)

2019: National Board of Review (NBR): Top 10 películas del año

2019: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año

2019: Festival de Toronto: Finalista mejor película

2019: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor guion

2019: Critics Choice Awards: Mejor actriz secundaria (Laura Dern). 8 nominaciones

2019: Festival de Venecia: Sección oficial a competición

2019: Premios Independent Spirit: Mejor guion y Premio Robert Altman

2019: Sindicato de Productores (PGA): Nominada a mejor película

2019: Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a mejor guion original

2019: Sindicato de Actores (SAG): Mejor actriz secundaria (Laura Dern). 3 nomin.

2019: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor actor (Adam Driver). 7 noms.

2019: Círculo de Críticos de San Francisco: 7 nominaciones, incl. mejor película

2019: British Independent Film Awards (BIFA): Nom. a Mejor película internacional

2019: Premios Gotham: Mejor película, guion, actor (Driver) y Premio del público

2019: Satellite Awards: Mejor guion original y actriz (Johansson). 8 nominaciones

2019: Asociación de Críticos de Boston: Mejor actriz de reparto (Dern). 2 nominaciones

2019: Premios Guldbagge (Suecia): Nominada a mejor película extranjera

Crítica:

Una de las aperturas más formidables que nos ha dado esta temporada cinéfila es claramente el prólogo con el que arranca el nuevo largometraje de Noah Baumbach, una película en la que se diluyen las barreras entre realidad y ficción, pero también las que separan a la comedia del drama, y por supuesto, al amor del desamor. De tal modo que todos estos terrenos (o sentimientos, o estados... o simplemente sustancias) se mezclan en un todo que, a la hora de ser paladeado, es capaz de preservar la esencia de cada ingrediente conjurado. Como si todos ellos fueran inmiscibles, pero al mismo tiempo entendieran que deben llevarse bien con sus compañeros de reparto.

Como ocurre, de hecho, en la mayoría de relaciones de pareja. ‘Historia de un matrimonio’, como decía, no deja nada de tiempo para las dudas, y a la que se le ofrece la primera ocasión, deja muy claras sus intenciones. Para conocer a los dos personajes centrales alrededor de los cuales girarán las más de dos horas de metraje que están por venir, Baumbach propone un juego de presentaciones cruzadas. A ella la conoceremos a través de las palabras de él, y viceversa. Flechazo: la película empieza clavándose con afinado sentido epistolar. Al principio oímos la voz de Adam Driver y vemos a Scarlett Johansson, y al rato se invierten los papeles.

Las imágenes y las palabras sellan así un formidable pacto de colaboración que, pasados pocos segundos, consolida esos enlaces que solo pueden ser el resultado de esa reacción química incontenible. Lo llaman amor, efectivamente. O si se prefiere, adoración desmedida (de esto se trata) hacia esa otra persona sin la cual parece que el corazón no pueda dar un latido más. Con esta fuente de energía -¿inagotable?- se enciende ‘Historia de un matrimonio’; con la ligereza, habilidad e inspiración que confirman al nuevo cine neoyorquino como luminoso faro dentro de la escena indie. Y efectivamente, tanto en lo visual como en lo hablado, la película llega a nosotros como un destello de luz que parece que nunca vaya extinguirse...

Solo que no: la oscuridad está a la vuelta de la esquina. Estas misivas románticas que un personaje mandaba al otro, en realidad forman parte de una terapia agónica, de una de las muchas sesiones en las que se intentará reanimar aquello que a lo mejor ya está muerto. La pasión degeneró en furia: lo que estábamos viendo no era una celebración del amor, sino el recordatorio amargo de lo que alguna vez fue, y ya no. Un pasado seguramente idealizado acude al -tardío- rescate de un presente que seguramente no tiene remedio. Y si la situación resulta familiar, es porque bebe de mecánicas que, por desgracia, tienden a darse en prácticamente todas las parejas del mundo.

Algunas de ellas consiguen superar este escenario, otras no. Está por ver, pues, si el bache será hoyo insalvable. Podría parecer que dicha incógnita va a ser uno de los ganchos con los que nos va a atrapar esta “historia matrimonial”, lo que pasa es que el recorrido vital del director y guionista se empeña en darnos pistas, una y otra vez, sobre el desenlace que va a tomar el asunto. En esta zona se mueve el film, en la delimitada por la sinopsis y la biografía del autor, dos textos empeñados en copiarse el uno al otro. O sea, que lo que pasó en la realidad, puede adelantarse a lo que nos va a contar esta ficción en la que, para bien o para mal (y siempre con una facilidad casi insultante), podemos vernos reflejados.


La evidente implicación emocional de Noah Baumbach con su creación hace que el experimento pueda analizarse en clave de desquite hacia el que seguramente ha sido uno de los tragos más difíciles que este haya tenido que afrontar jamás. Se percibe incluso el siempre ácido sabor de la venganza, pero no dirigida hacia esta otra persona, sino hacia un mundo (así, en general) que a veces parece diseñado para que el amor no pueda triunfar de ninguna de las maneras. De repente, la trama principal adquiere las formas y las tensiones del thriller judicial, y con ello, entramos en los desoladores territorios de la tragedia.

Como si no importara cómo podamos reaccionar ante las trampas que nos plantea la vida; como si existiera un destino -aciago- del que es imposible huir. En este sentido, el título ‘Historia de un matrimonio’ tendría que pasarse a la forma plural para reflejar con más exactitud el carácter universal de una película en la que, efectivamente, caben muchas historias y, por descontado, muchos matrimonios. La exposición del sufrimiento íntimo como doloroso purgatorio con el que establecer, al menos, contacto directo con otras personas. No es consuelo menor. Del mismo modo, el drama íntimo suena a eco de una comedia humana con la que, a fin de cuentas, nos tenemos que reír. Y mucho.

Con una escritura sensible e inteligente, y con una puesta en escena que recicla las virtudes del mejor teatro para que el conjunto se acerque, en ocasiones, al cine más colosal, Noah Baumbach alcanza una plenitud que, para colmo de placer, es refrendada por un elenco actoral en idéntico estado de maduración. Desde los secundarios Ray Liotta, Laura Dern y Alan Alda hasta, por supuesto, los principales (e inmensos, por si había dudas) Adam Driver y Scarlett Johansson, lo mismo da que la cámara proponga una toma general o un primerísimo plano; tampoco importa si una secuencia dura unos pocos segundos o si, por el contrario, se alarga hasta el infinito. En todo momento, sus caras, voces y cuerpos rinden al máximo nivel. A una intensidad tan bien modulada que, en efecto, solo puede ser el síntoma delator de una obra que entiende a la perfección los altibajos por los que inevitablemente va a pasar cualquier aventura familiar. Escrita por Víctor Esquirol (FilmAffinity)

Trailer:



viernes, 17 de septiembre de 2021

14set21: ¡Explota explota!

 
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Actualización: nueva función viernes 17 a las 20.00 horas.

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Martes a las 20.00 horas - Entrada $ 150 - Socios gratis

Título original Explota Explota

Año 2020

Duración 116 min.

País España

Dirección Nacho Álvarez

Guion Eduardo Navarro, David Esteban Cubero, Nacho Álvarez

Música Roque Baños. Canciones: Raffaella Carrà

Fotografía Juan Carlos Gómez

Reparto Ingrid García Jonsson, Verónica Echegui, Fernando Guallar, Pedro Casablanc, Fernando Tejero, Natalia Millán, Giuseppe Maggio, Fran Morcillo, Carlos Hipólito, Ainara Arizu, Sara Martín Aparicio, Eva Conde, Malala Díaz, ver 14 más

Productora Coproducción España-Italia; Tornasol Films, El Sustituto Producciones AIE, Indigo Film, TVE. 

Distribuidora: Universal, Amazon Prime Video

Género Musical. Comedia | Años 70. Comedia romántica. Televisión

Clasificación: ATP

Sinopsis Cuenta la historia de María (García-Jonsson), una bailarina joven, sensual y con ansias de libertad a principios de los años 70, una época que en España estuvo marcada por la rigidez y la censura, especialmente en televisión. Con ella descubriremos cómo hasta el más difícil de los sueños puede convertirse en realidad. Y todo ello contado a través de los grandes éxitos de Raffaella Carrà.

Premios

2020: Premios Goya: 3 nominaciones, incluyendo mejor actriz secundaria (Echegui)

2020: Premios Feroz: Mejor actriz de reparto (Echegui)

Crítica:

La banda sonora de nuestras vidas tiene muchas canciones, pero un buen puñado de ellas pertenecen a la misma persona, Raffella Carrá. La cantante italiana reventó los años 70 en Italia, con censura del Papa incluida por mostrar el ombligo y revolucionar al personal con su Tuca Tuca. Era cuestión de tiempo que llegar a una España que quería sacudirse el polvo de las últimas cuatro décadas. Poco a poco, aquella italiana de melena rubia platino y desparpajo sin igual se coló en nuestras casas por los televisores y en nuestra memoria colectiva gracias a temazos como Explota, explota o Para hacer bien el amor.

Canciones desprejuiciadas, divertidas, frescas y juguetonas que siguen levantando el ánimo a las nuevas generaciones. No hay verbena popular ni boda que se precie sin un tema de Raffaella. Y si en el resto del mundo han hecho musicales en torno a sus fenómenos, en España parecía cuestión de tiempo que le dedicáramos uno a ella. Ha ocurrido. No en teatro, sino en forma de película. Se llama Explota, explota, y la ha dirigido Nacho Álvarez, que debuta en la dirección con este cuento con mucho encanto que usa las sintonías más populares de la cantante para contar una historia que, además, habla precisamente de la época en la que Raffaella Carrà llegó a nuestro país.

El filme se estrena el próximo 2 de octubre en nuestro país, pero antes de eso, y de convertirse en un fenómeno en la taquilla, ha pasado por el Festival de Cine de San Sebastián en un pase especial organizado por TVE, que participa en la producción de este título que tiene todas las papeletas para convertirse en un fenómeno popular. Si ocurrió con ABBA y su Mamma Mía, ¿por qué no iba a pasar lo mismo con este musical que no tiene ninguna pretensión más allá de entretener y llevar a la gente a las salas a olvidarse de todo lo que pasa?

Explota explota se desarrolla en los años 70, cuando una chica española deja plantado a su novio en el altar en Roma y aterriza en Madrid con un sueño: ser bailarina. Aquí todavía pasea la censura y el franquismo, aunque ya con sus últimos coletazos, y el censor de turno -Pedro Casablanc desatado- mide las faldas de las bailarinas de moda, las Rosettes, las acompañantes de la diva del momento. La diva, como no podía ser otra hablando del musical patrio es Natalia Millán, que pide a gritos más tiempo en pantalla. Allí llega la protagonista de rebote, Ingrid García Jonsson, no sólo para bailar, sino para revolucionar a RTVE y a todo el país a ritmo de Rafaella.

Por supuesto, porque al final esto es un cuento inocentón, también encontrará al amor de su vida en el rostro de Fernando Guallar, pero lo importante es el camino, lleno de casi todos los temazos que uno puede imaginar de la Carrá. Por si fuera poco atractivo ver números musicales con sus mejores canciones, hay que añadir que de acompañante está una Verónica Echegui que se descubre como un torbellino cómico.

Hay una idea brillante en Explota, explota. Contar la censura de nuestro país envuelta en el brilli brilli y los colorines de un musical y en contraste con las canciones de una mujer que se atrevió a mostrar su ombligo cuando eso se consideraba pecado. Hay encanto y ganas de pasarlo bien. Quizás por eso uno hace vista gorda a todo lo demás. A la sucesión de clichés a y a ciertos momentos de guion de película de Esteso. Ahora es el turno del público, que puede crear un nuevo éxito, como El otro lado de la cama, o dejarlo en el cajón del olvido. Nuestras salas y nuestro cine merecen que sea del primer grupo. Javier Zurro en El Español

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martes, 7 de septiembre de 2021

Martes y jueves de setiembre



 

07set21:Judy

 


Título original Judy

Año 2019

Duración 118 min.

País Reino Unido

Dirección Rupert Goold

Guion Tom Edge. Obra: Peter Quilter

Música Gabriel Yared

Fotografía Ole Bratt Birkeland

Reparto Renée Zellweger, Jessie Buckley, Rufus Sewell, Finn Wittrock, Michael Gambon, Bella Ramsey, John Dagleish, Gemma Leah Devereux, Gaia Weiss, Andy Nyman, Fenella Woolgar, Phil Dunster, Julian Ferro, ver 4 más

Productora Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; BBC Films, Calamity Films, Pathé, 20th Century Fox

Género Drama | Biográfico. Años 60. Música

Calificación + 12 años

Sinopsis Durante el invierno de 1968, treinta años después del estreno de 'El mago de Oz', la leyenda Judy Garland llega a Londres para dar una serie de conciertos. Las entradas se agotan en cuestión de días a pesar de haber visto su voz y su fuerza mermadas. Mientras Judy se prepara para subir al escenario, regresan los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood. A sus 47 años, la cantante se enfrenta a las inseguridades que la acompañaron desde su debut, pero esta vez vislumbra una meta firme: regresar a casa con su familia para encontrar el equilibrio. (FILMAFFINITY)

Premios

2019: Premios Oscar: Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: Globos de Oro: Mejor actriz drama (Renée Zellweger)

2019: Premios BAFTA: Mejor actriz (Renée Zellweger). 3 nominaciones

2019: National Board of Review (NBR): Mejor actriz. Top films independientes

2019: Critics Choice Awards: Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: Premios Independent Spirit: Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: Sindicato de Actores (SAG): Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: British Independent Film Awards (BIFA): mejor actriz (Zellweger) y maquillaje

2019: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a mejor actriz (Zellweger)

2019: Satellite Awards: Nominada a mejor actriz (Zellweger) y vestuario

Crítica:

Seguramente la mayor parte de los espectadores uruguayos del film Judy, jamás vieron alguna de las realizaciones protagonizadas por Judy Garland, actriz que este título toma en sus últimos años, en una biografía erigida sobre esquemas comunes en los “biopic” televisivos. O sea una funcional, pero no creativa conjunción de espectáculo, síntesis psicológica de personajes esquemáticamente construidos, y un argumento establecido sobre parámetros de interés para amplio espectro de consumidores de imágenes.

Ergo, un libreto habilidoso, se encarga de ilustrar rápida y fugazmente, mediante “flashbacks” y precisas líneas de diálogo, acerca del pasado de esta celebridad, víctima del Hollywood dominado por la obtención de ganancias sin medir los sacrificios a que se sometía a sus esclavos actores.

Eliezer Meir, un judío ruso que en los EE.UU. se convierte en Louis B. Mayer, zar de la MGM, fue un verdadero torturador de las actrices y actores a los que tenía sujetos por feroces contratos. Y una de sus víctimas fue precisamente esa Judy Garland, que aquí es recreada en una monumental actuación de Renée Zellweger.

El personaje de Mayer, como el de maridos y amantes de Garland que aquí aparecen, lo hace solamente en la medida necesaria para señalar la destrucción física y moral de la niña que transita la infancia, adolescencia y edad madura, a impulso y ritmo de los intereses espurios de los estudios, combinados con la ambición de una madre que permite que las horas de descanso y de vigilia convenientes a los horarios de rodaje, sean los que, drogas mediante, regulen el sueño de su hija, también abusada sexualmente por el patrón absoluto de MGM.

La Garland de Zellweger es una mujer destrozada desde el arranque del film, y los “flashbacks” con instancias “felices”, no posibilitan exponer el proceso de deterioro del personaje. Pero aún sin él, Judy es vehículo para que Zellweger vierta el drama de esta mujer –poco importa que los pequeños ojos rasgados de Zellweger no se correspondan con los de Garland- con increíble fuerza dramática y también cante –manteniendo estilo pero con su propia voz- reconstruyendo a su “retratada”.

Esto es Judy Garland: La leyenda detrás del arcoiris, un pretexto biográfico para recordar a la Garland (1922- 1969) en cuya trayectoria fílmica su voz emerge en más de centenar y medio de películas, cuarenta de las cuales la tuvieran como actriz. Siendo el más popular de esos titulos El mago de Oz (1939), donde al igual que aconteciera con Lo que el viento se llevó (también de 1939), oficialmente aparece dirigido por Victor Fleming, ocultándose la participación de George Cukor.

Esos datos convierten a los estudios base de la industria hollywoodiana, MGM en la vanguardia, en factorías regidas por dos de los motores fundamentales que regulan la actividad humana: el sexo y el dinero (no siempre en ese orden). Freud, Marx, Cristo y los directores de Bancos, se han manifestado al respecto.

Pero este no es un film de denuncia y análisis del medio del cual procede (no se pierdan el próximo estreno de Dark Waters) y ese sesgo moral y ético comparable con la esclavitud y la tortura, es solamente parte del universo que asesinó a Frances Ethel Gumm, una niña que con la complicidad de una madre inescrupulosa y la ausencia de un padre estigmatizado a causa de su homosexualidad, fue convertida en Judy Garland, una criatura víctima de insanas apetencias.

A Judy Garland se la convirtió en una niña oprimiendo sus pechos cuando interpretó a la Dorothy de El mago de Oz, se le proporcionaron amantes, se le hizo abortar para no perjudicar la imagen virginal y casta de algunas actrices y films cristianos impulsados por L.B. Mayer (y las iglesias cristianas). El Hollywood infernal queda al costado, esto es tan solo lo que ocurrió a una actriz.

Acontece que aún sobreviven muchos de aquellos espectadores que gracias a un Hollywood absorbido en matinés, no podían admitir que: el honesto Gary Cooper de A la hora señalada no tuvo reparos en brindar servicios sexuales a hombres y mujeres que ayudasen en su carrera, los galanes Cary Grant y Rock Hudson prefirieran a sus compañeros varones en vez de esas inalcanzables pechugonas con bustos iguales modelados por sostenes democráticamente igualadores impuestos por los estudios, el heroicamente democrático Errol Flynn hubiese sido agente nazi, Doris Day no retaceará su cuerpo a quien se le antojase, los malvados ladrones de bancos de los films policiales de los años 20 eran aplaudidos por granjeros despojados por esas honorables instituciones, Frank Sinatra y su clan fueron apoyados por la Mafia,…

Ud. lector, se estará preguntando a título de que surge todo esto, porqué dejamos tan poco espacio a la estupenda Zellweger que ganó el “Oscar” (premio que los que hacen el cine suelen conceder por muy diferentes y hasta encontrados motivos). Simplemente porque más de una generación debió luchar contra ideas arteramente inducidas a espectadores (infantes, adolescentes, adultos) que crecieron al ritmo de Hollywoodland. Y también, debo confesarlo, Judy Garland me resultó sumamente antipática (con la

excepción de El Mago de Oz), con sus orejas de ratón, su permanente cara de extraviada (perdón, yo era un niño y no conocía los sórdidos entretelones), y esas canciones pegajosas. Ahora, me provoca tristeza descubrir que el cine que tanto amamos, haya asesinado a Frances Ethel Gumm, y haya explotado a Judy Garland, hasta que muriese también.

Pero ella fue vengada, el “Arco Iris” al que canta Dorothy, y vaya a saberse cuantas cosas más, le transformaron en Diosa de los Homosexuales.

Por último, tuvo una hija de su breve matrimonio con el realizador Vincente Minnelli, se llama Liza, también canta (y me encanta) y manifestó no vería este film. También tuvo otra descendencia, una niña y un varón, producto de un conflictivo matrimonio con un actor/agente. Al contrario de Liza Minnelli, esos hijos cuyo destino desconocemos aparecen en el film protagonizado por la fascinante Renée Zellweger.

El realizador británico Rupert Gold (1972), realizó previamente dos episodios y un film de TV, siendo este su primer trabajo para cine. “Érase una vez en Hollywood”.

Alvaro Sanjurjo Toucon (Exclusiva para accu.uy, 07/02/2020)

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Programación de setiembre 21

 



31ago21: Erase una vez en Holywood

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24ago21: Jojo Rabbit

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