lunes, 30 de abril de 2018

01 y 04may18: La Cordillera


La Cordillera

Título original La cordillera
Año 2017
Duración 114 min.
País Argentina
Dirección Santiago Mitre
Guion Santiago Mitre, Mariano Llinás
Música Alberto Iglesias
Fotografía Javier Juliá
Reparto
Ricardo Darín,  Dolores Fonzi,  Erica Rivas,  Gerardo Romano,  Paulina García, Alfredo Castro,  Daniel Giménez Cacho,  Elena Anaya,  Leonardo Franco, Christian Slater,  José María Marcos,  Esteban Bigliardi,  Luis Herrera, Claudia Cantero,  Héctor Díaz
Productora Coproducción Argentina-Francia-España; K&S Films / La Unión de los Ríos / Telefé / Maneki Films / Mod Producciones / Movistar+ / arte France Cinéma / Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)
Género Intriga. Drama
Calificación + 12 años
Sinopsis
En una Cumbre de presidentes latinoamericanos en Chile, en donde se definen las estrategias y alianzas geopolíticas de la región, Hernán Blanco (Ricardo Darín), el presidente argentino, vive un drama político y familiar que le hará enfrentarse a sus propios demonios. Deberá tomar dos decisiones que podrían cambiar el curso de su vida en el orden público y privado: por un lado, una complicada situación emocional con su hija, y por otro, la decisión política más importante de su carrera. (FILMAFFINITY)

Premios 2017-18
Festival de Cannes: Un Certain Regard (Sección oficial)
Premios Goya: Nominada a Mejor música original
Premios Sur: 11 nominaciones incluyendo mejor película y director
Premios Fénix: 5 nominaciones incl. mejor fotografía, música y actor (Darín)
Premios Platino: Nominada a mejor película, fotografía, música y dir. Artística

Un hombre común
Hernán Blanco fue electo presidente de Argentina hace poco. El motor de su campaña fue presentarlo como "un hombre común" y, como tal, hoy es un misterio para muchos a la hora de gobernar. Al punto que un periodista lo define como "el presidente invisible". Su primera prueba de fuego es una Cumbre de Presidentes en la cordillera chilena para resolver la creación de una organización petrolera de estados sudamericanos, idea que lidera el poderoso presidente de Brasil, la estrella del momento (Uruguay tiene presidenta). Pero la valija con la que viaja Blanco es más pesada aún, su ex yerno amenaza con revelar cosas que sabe de él y su hija –la ex esposa del chantajista- no está pasando por un buen momento psicológico. Entonces el presidente decide que la hagan ir a Chile. Esta película de Santiago Mitre (El estudiante, La patota) comienza como una intriga política centrada en los sucios manejos del poder, y en un momento vira hacia el drama familiar en el que la hija de Blanco es sometida a hipnosis y empieza a contar cosas aparentemente sin sentido. Parecen caminos inconexos, pero al final del film el espectador entenderá el doble planteo. Eso sí, la interpretación correrá por cuenta de cada uno, no hay explicación explícita. El elenco es brillante, desde lo que ya sabemos de Darín, pasando por los talentos de Rivas (asistente del mandatario) y Fonzi (hija), hasta un Romano que en los últimos tiempos viene encontrando papeles a su medida y les saca jugo. La cordillera es fundamentalmente un thriller psicológico, pero también tiene denuncia política sin bajar línea. Una historia que deja pensando y hace que guste más cuanto más se la piensa.
Analía Filosi en Sábado Show


Trailer:

Programación de mayo'18



lunes, 23 de abril de 2018

24 y 27abr18: Loving Vincent

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Martes y viernes a las 20.00 horas. Entrada: $ 150, socios gratis

Título original Loving Vincent
Año 2017
Duración 95 min.
País Polonia.Reino Unido
Dirección Dorota Kobiela,  Hugh Welchman
Guion Dorota Kobiela, Hugh Welchman, Jacek Dehnel
Música Clint Mansell
Fotografía Animation, Tristan Oliver, Lukasz Zal
Reparto Animation,  Douglas Booth,  Helen McCrory,  Saoirse Ronan,  Aidan Turner, Eleanor Tomlinson,  Chris O'Dowd,  Jerome Flynn,  John Sessions,  Holly Earl, Robert Gulaczyk,  James Greene,  Bill Thomas,  Martin Herdman,  Josh Burdett, Richard Banks,  Shaun Newnham
Género Animación. Drama. Biográfico.
Calificación: + 9 años
Sinopsis
Primer largometraje compuesto por pinturas animadas, "Loving Vincent" es un film homenaje a Van Gogh en el que cada fotograma es un cuadro pintado sobre óleo, tal y como el propio Vincent lo hubiera pintado. Sus 80 minutos de duración están compuestos por 56.800 fotogramas que han sido pintados, uno a uno, por una gran cantidad de excelentes pintores a lo largo de varios años, todos inspirándose en el estilo y arte magistral de Van Gogh. (FILMAFFINITY)

Premios 2017
Premios Oscar: Nominada a mejor largometraje de animación
Globos de Oro: Nominada a Mejor filme de animación
Premios BAFTA: Nominada a Mejor película de animación
Premios Annie: Nominada a mejor película independiente, guion y música
Festival de Annecy: Premio del público
Premios del Cine Europeo: Mejor largometraje de animación
National Board of Review (NBR): Mejores películas independientes del año
Critics Choice Awards: Nominada a mejor largometraje de animación
Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a Mejor film de animación
Satellite Awards: Nominado a mejor largometraje de animación
Premios David di Donatello: Nominada a Mejor film de la Unión Europea

De vida, locura, muerte… y más vida
Para la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay la Mejor Ópera Prima y Mejor Animación del año 2017. En dicha categoría, también ha ganado los Premios del Cine Europeo y ha recibido la nominación a los Globo de Oro. Se espera por los Oscar. Más allá de galardones, un gesto de amor y un acontecimiento histórico en sí misma.
“¿Quién soy yo a los ojos de la mayoría? Un don nadie, una no entidad, una persona desagradable. Alguien que no tiene, ni nunca tendrá, posición alguna en la sociedad; en resumen, lo más bajo entre lo bajo”.
Vincent van Gogh (1853-1890)
De plano, hay dos cosas que debemos respetar mucho en Loving Vincent: el gran trabajo artístico y técnico detrás de la realización del filme, y el profundo amor que demuestra la empresa. Esto se encuentra muy por encima de la consideración que pueda merecer la historia que se nos relata y su mayor o menor calidad y sostenibilidad. Lo dicho: lo anterior se respeta y se aprecia, mucho. Y es el gran diferencial de Loving Vincent.
Al igual que en la recordada canción de Don McClean, “Vincent” (Starry, starry night, para muchos), a la que no sólo hace honor la película, sino que parece servir de inspiración en muchos aspectos, el gran pintor neerlandés Vincent van Gogh es considerado con afecto, con amor, hasta con devoción, nos animaríamos a afirmar. Así, esta realización deviene en una nueva forma del reconocimiento, un nuevo homenaje: a su vida, a su obra, a toda una concepción del arte. Una nueva reivindicación. Y más allá de acuerdos o desacuerdos con la postura, el planteo se percibe honesto -responsablemente honesto-, auténtico. Y cuando prima el amor, difícil oponerse.
Y sí, hay una carta del pintor -ya fallecido- que debe llegar a su destinatario, su hermano y mecenas Theo; y sí, hay un padre preocupado -cartero y amigo de Vincent- que se ocupa de que ello suceda; hay un hijo al que le es encomendada la misión, aún sin su beneplácito, pero que intentará responsablemente completarla. Y sí, habrá un viaje, con sus estaciones, a partir del cual -como es habitual- ya nadie será el mismo; y habrá un encargo que se transformará en obsesión, y lo que debería haber sido una simple entrega se convertirá en investigación: la de la muerte de aquél, el pintor loco y enfermo, el pintor apasionado por su trabajo, pasional en sus vínculos, no muy correspondido en sus afectos, incomprendido en su arte. Su suicidio parece no haber sido tal.
Pero el misterio será sólo un intento. Y el suspense estará más sostenido por la calma tensa de la banda sonora -funcional, efectiva, climática-, que se impone sin ostentar, que por el casi ingenuo desarrollo argumental y dramático. Historia, por otra parte, que incorpora, incluso, las más recientes hipótesis sobre la muerte de quien se convirtió, quizá deseándolo pero sin asistir a ello, en una de las referencias más importantes de la pintura, y el arte todo, en el siglo XX.
Y es tal el ícono en el que se ha convertido Vincent van Gogh que dos directores, ella de origen polaco, Dorota Kobiela, y él de origen inglés, Hugh Welchman, decidieron realizar la primera película animada de la historia del cine hecha a partir de pinturas casi como un tributo al Maestro. Para ello, necesitaron más de 6 años, 125 pintores de óleo bien formados, provenientes de 20 países diferentes, especialmente entrenados para la ocasión en la técnica del neerlandés -seleccionados entre más de 5.000 candidaturas- y 65.000 fotogramas -en una relación de casi 12 por segundo-, cada uno de los cuales representó una pintura al óleo fotografiada en alta resolución para generar con ellas la animación posterior. Animación, por otra parte, que utilizó la técnica del croma, o clave de color -la asociada hoy día al fondo verde para modificar y reemplazar áreas o imágenes por otras-, para que actores profesionales dieran cuerpo y representaran a todos los personajes involucrados, fueran filmados, y así permitir luego el trabajo de los pintores, que pintaron los lienzos finales sobre sus imágenes. Para esto, el parecido físico de los actores y los hombres y mujeres retratados por van Gogh tuvo un rol protagónico, al menos en los rasgos reflejados por los cuadros. De ese modo, otro de los destaques de Loving Vincent es el doble reconocimiento que permite el gran trabajo artístico y técnico efectuado: por un lado, reconocer la pintura de la que parte la toma en cada caso y, por otro, reconocer a los actores detrás de las voces y las representaciones pictóricas.
Setenta y siete fueron las obras de van Gogh utilizadas en el filme, setenta de las cuales mantuvieron los tonos y colores de la pintura original, mientras que siete fueron “transportadas” al blanco y negro utilizado para generar los flashbacks con los que se relata el pasado de sus últimas semanas de vida en Auvers sur Oise (Francia), en las que se centra la investigación del joven Armand Roulin sobre el paradero de Vincent, al inicio, y las razones y el cómo de su fallecimiento, posteriormente. Relatos efectuados por quienes frecuentaron al artista, por motivos diversos, durante dicho período, y que van Gogh -ese que, en vida, vendió sólo tres de sus casi novecientos cuadros- dejara inmortalizados en algunos de sus trabajos más famosos.
Ese dato, el del reflejo del mundo que lo rodeara en su obra -sujetos, situaciones, paisajes- fue decisivo al momento de elaborar el guión. Ello, y los centenares de cartas en las que relatara, principalmente a su hermano Theo, sus vivencias cotidianas y su proceso creativo en cada período. A través de ellas -pinturas, cartas-, es posible recrear su entorno y sus acciones de un modo tan cercano a la precisión -de acuerdo a palabras de sus directores- que es difícil de comparar con algún otro artista de la pintura.
Y es a partir de esa imagen especular maravillosamente deformada por su arte que podemos rastrear sus pasiones y obsesiones, sus apegos y desapegos, sus lugares favoritos, las calles que lo rodearon, sus amigos, sus zapatos, su cuarto, alguno de sus amores; su ser tortuoso, y torturado, su peculiar forma de ver y sentir el mundo; la lucidez, su lucidez, con la que intentó liberarnos de tanta atadura; la rosa espinada pisoteada en la nieve -al cantar de McClean-, la brisa y la sombra sobre las colinas, las flores flameantes y las noches estrelladas, las nubes en remolino, los rostros sufrientes embellecidos y enternecidos por su mano, los hombres en harapos; su amor por nosotros nunca correspondido; su belleza infinita…
Lamentablemente, si no pudimos entenderla, si no supimos cómo verla en su turno -tierra y tiempo sin profeta-, nadie podrá garantizarlo ahora. Por más pasión y amor que se hayan puesto en la empresa.
Andrés Vartabedian (Revista digital Vadenuevo, 03/01/2018)

Trailer:

lunes, 16 de abril de 2018

17 y 20abr18: Elle: abuso y seducción


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Martes y viernes a las 20.00 horas. Entrada: $ 150, socios gratis

Título original Elle
Año 2016
Duración 130 min.
País Francia
Dirección Paul Verhoeven
Guion David Birke (Novela: Philippe Djian)
Música Anne Dudley
Fotografía Stéphane Fontaine
Reparto Isabelle Huppert,  Laurent Lafitte,  Anne Consigny,  Charles Berling,  Virginie Efira, Judith Magre,  Christian Berkel,  Jonas Bloquet,  Alice Isaaz,  Vimala Pons, Raphaël Lenglet,  Arthur Mazet,  Lucas Prisor,  Hugo Conzelmann,  Stéphane Bak
Género Thriller. Drama. Abuso.
Calificación: + 18 años
Sinopsis
Michèle, exitosa ejecutiva de una empresa de videojuegos, busca venganza tras ser asaltada de forma violenta en su propia casa por un intruso. (FILMAFFINITY)

Premios 2016
Premios Oscar: Nominada a mejor actriz (Isabelle Huppert)
2 Globos de Oro: mejor película extranjera y mejor actriz-drama (Huppert)
Premios César: Mejor película y actriz (Isabelle Huppert). 11 nominaciones
Premios del Cine Europeo: 3 nominaciones, incluyendo mejor película
Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes a concurso
Premios Independent Spirit: Mejor actriz (Isabelle Huppert)
Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor actriz (Huppert)
Críticos de Los Angeles: Mejor actriz (Huppert)
National Board of Review (NBR): Mejores películas extranjeras del año
Premios Gotham: Mejor actriz (Isabelle Huppert)
Critics Choice Awards: Mejor película de habla no inglesa. 2 nominaciones
 Asociación de Críticos de Chicago: 3 nom., incl. Mejor pel. ext. y actriz (Huppert)
Satellite Awards: Mejor actriz (ex-aequo) (Isabelle Huppert). 2 nominaciones
Premios Goya: Mejor película europea
Premios Gaudí: Mejor película europea
Premios del Sindicato de Críticos de Cine Franceses: Mejor film

Premios 2017
Premios BAFTA: Nominada a Mejor película en habla no inglesa
Premios David di Donatello: Nominada a Mejor film de la Unión Europe

Contrastes de ella
Estaba aquella reflexión de Jacques Rivette que planteaba que toda buena película es algo más complejo de lo que su director se propuso hacer. Decía que toda gran película es en realidad el retrato de esa cosa que el director, sin quererlo, estaba imprimiendo en la pantalla, en la interacción de sus planos, escenas, secuencias. No es que uno, después, como espectador, vaya a ser capaz de deducir todo lo que está ocurriendo allí pero algo se percibe vivo, misterioso, inasible; en el caso de Elle (2016), también, chocante y contradictorio.

La película narra el juego en el que Michelle se mete cuando decide no denunciar la violación que sufre ni bien empieza la película, y buscar (o esperar) al atacante y resolver el tema bajo sus propios medios. Eso es, en realidad, la superficie, porque la película también la narra a ella como mujer, empresaria del mundo de los videojuegos, víctima de un trauma en la infancia, madre, hija, ex-esposa, amante, amiga. Y sobre todo, narra el cruce donde la violación no es del todo un punto que la devela en su fragilidad y sufrimiento sino que, por el contrario, hecha luz sobre su fría elegancia, su racionalidad y su deseo. Porque su reacción a la violación no es, digamos, lo que uno espera; y detrás de eso, hay cierta complejidad que la lleva a recorrer una línea peligrosa de coqueteo, literal, con su atacante. En ese recorrido, el guión y la puesta en escena establecen un choque entre lo que parece esperable y lo que de hecho ocurre, construyendo momentos de comedia y perplejidad.
Lo atroz se vuelve sexy; lo violento, erótico. Las contradicciones abundan en la película, desde el hijo negro de una pareja blanca (con un padre obstinado con afirmar que se trata de su hijo) a la extraña comicidad de un policial. No son fundamentos de una tesis sino piezas del misterio que, al fin y al cabo, es ella y su deseo, que se afirma en su ley, ilógico e inexorable. Entonces lo que genera rechazo o atracción se vuelve imposible de distinguir. La síntesis última es el rostro de ella (spoiler), la forma sutil en la que sonríe (casi como si lo hiciera con los ojos) frente al rostro ensangrentado del violador moribundo (fin de spoiler.)
En una entrevista a IndieWire, el director Paul Verhoeven parece afirmar su intensión de buscar el cruce entre terrenos contradictorios: “Mantengo un ojo abierto al lado destructivo del universo; la sexualidad, la amistad y el amor están en el otro lado. Yo estoy tratando de usarlos a los dos al mismo tiempo. Los dos están en todos lados”. La incómoda concatenación de sucesos que albergan esta doble naturaleza son la premisa que construye la extrañeza que sobrevuela a toda la película y la perplejidad que puede provocar las decisiones y actitudes de ella, u otros de los personajes. Más que llevarnos a formular una idea racional -que quizá podríamos- lo más interesante sucede en la parte que parece escapar a ese esfuerzo.
Juan Andrés Belo en Revista Film

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domingo, 8 de abril de 2018

10 y 13abr18: Mi amiga del parque


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Martes y viernes a las 20.00 horas. Entrada: $ 150, socios gratis

Título original Mi amiga del parque
Año 2015
Duración 86 min.
País Argentina-Uruguay
Dirección: Ana Katz
Guion: Inés Bortagaray, Ana Katz
Música: Leo Maslíah
Fotografía: Guillermo Nieto
Reparto:
Julieta Zylberberg,  Ana Katz,  Maricel Álvarez,  Mirella Pascual,  Daniel Hendler, Malena Figo
Género Drama. Comedia dramática
Calificación:+ 15 años
Sinopsis
Corren días difíciles para Liz, madre primeriza de Nicanor y esposa de Gustavo, que está de viaje filmando en Chile. Liz parece perdida y sola, visita todos los días el parque vecino a su casa. Allí conoce a un grupo de madres y a algún padre y se encuentra con Rosa, presunta madre de Clarisa y hermana de la inestable Renata. En esta intensa amistad se crea una complicidad especial, en la que las nuevas amigas comparten confesiones, tareas domésticas y de a poco lo más importante, el cuidado de los hijos. (FILMAFFINITY)

Premios
2016: Festival de Sundance: Mejor guión (World Cinema)
2015: Premios Sur: Mejor actriz de reparto: (Maricel Álvarez)

"Un lugar en el mundo"
En plena era de las comunicaciones, las cuales, según se podría apreciar, dan pie a que cada uno exprese lo que quiere en el momento que así lo desee, los medios parecen no bastar para impedir que, pese a quien pese, mucha gente no encuentre un par de oídos dispuestos a escuchar. Todo un tema capaz de asomar en las reflexiones del espectador que vea esta película que algún apresurado catalogaría de feminista, por atreverse a seguir los pasos de una madre reciente (Julieta Zylberberg) que, habida cuenta de que su marido se halla trabajando en otro país, trata de arreglárselas para sobrellevar la soledad. La relación que surge con otra muchacha (Ana Katz, la propia realizadora) a la que conoce en un parque, y luego también con su hermana, se entreteje en una historia que deja en claro que, sin otros familiares a la vista, no resulta fácil salir adelante con un bebé, tratar de reintegrarse a las actividades laborales y, por cierto, dar con la persona adecuada que, en ciertas horas, le cuide al niño. Si bien entonces gran parte de lo que le sucede a nuestra protagonista cae en la órbita de aconteceres femeninos, cualquier hombre capaz de esgrimir un mínimo de imaginación puede muy bien traducir los contratiempos, indecisiones, dudas y soledades que aquejan a Liz –el personaje que anima con milimétrica precisión Zylberberg– a una órbita masculina donde otro tipo de contratiempos, indecisiones, dudas y soledades asoman muchas veces sin que el hombre en cuestión se tope con las orejas que presten atención a sus pesares.
De ahí que valga la pena no sólo tratar de escuchar en profundidad lo que Liz trata de señalarle a su nueva amiga, a la hermana de ésta, a un ex, a la empleada que viene a darle una mano y, por supuesto, al alejadísimo marido que asoma vía Skype, sino también entender por qué razones la historia de Liz no se termina al finalizar la proyección de la película, ya que, como en la propia vida de cualquiera, ella tendrá otros asuntos que se agregarán a los ya entrevistos. Toda una conclusión a la que conviene sumar los pensamientos que la platea se pueda plantear acerca de lo que Liz trasluce en sus miradas, sus silencios, sus sonrisas y, claro está, sus estallidos, ya que, también como en la propia vida, siempre conviene tener en cuenta, además de lo que las personas dicen, buena parte de lo que nunca dicen. Con miradas dirigidas hacia ambos terrenos, Ana Katz e Inés Bortagaray plantean un libreto pleno de elocuentes puntos suspensivos, que la primera filma en interiores y exteriores que el fotógrafo Guillermo Nieto capta con la expresividad del caso para darle marco al deambular de una mujer cuyos pasos ilustran etapas que, quizás, la conduzcan a superar algún obstáculo. El asunto, como es fácil suponer, puede suceder en cualquier parte, un detalle que el elenco que incluye a argentinos como Zylberberg y uruguayos como Mirella Pascual (la empleada) y Daniel Hendler (el marido) se encarga de justificar con la misma naturalidad que impulsa a la cámara a moverse por algún paisaje reconocible. Como en las películas de sus admirados Eric Rohmer y Nanni Moretti, lo que cuenta Katz queda en la cabeza del espectador. Si lo que uno piensa resulta, en definitiva, distinto de lo que piensa el de al lado, mejor. Vivan las diferencias… si éstas surgen por haber pensado.
Alvaro Loureiro en Brecha

Trailer: