martes, 7 de septiembre de 2021

07set21:Judy

 


Título original Judy

Año 2019

Duración 118 min.

País Reino Unido

Dirección Rupert Goold

Guion Tom Edge. Obra: Peter Quilter

Música Gabriel Yared

Fotografía Ole Bratt Birkeland

Reparto Renée Zellweger, Jessie Buckley, Rufus Sewell, Finn Wittrock, Michael Gambon, Bella Ramsey, John Dagleish, Gemma Leah Devereux, Gaia Weiss, Andy Nyman, Fenella Woolgar, Phil Dunster, Julian Ferro, ver 4 más

Productora Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; BBC Films, Calamity Films, Pathé, 20th Century Fox

Género Drama | Biográfico. Años 60. Música

Calificación + 12 años

Sinopsis Durante el invierno de 1968, treinta años después del estreno de 'El mago de Oz', la leyenda Judy Garland llega a Londres para dar una serie de conciertos. Las entradas se agotan en cuestión de días a pesar de haber visto su voz y su fuerza mermadas. Mientras Judy se prepara para subir al escenario, regresan los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood. A sus 47 años, la cantante se enfrenta a las inseguridades que la acompañaron desde su debut, pero esta vez vislumbra una meta firme: regresar a casa con su familia para encontrar el equilibrio. (FILMAFFINITY)

Premios

2019: Premios Oscar: Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: Globos de Oro: Mejor actriz drama (Renée Zellweger)

2019: Premios BAFTA: Mejor actriz (Renée Zellweger). 3 nominaciones

2019: National Board of Review (NBR): Mejor actriz. Top films independientes

2019: Critics Choice Awards: Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: Premios Independent Spirit: Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: Sindicato de Actores (SAG): Mejor actriz (Renée Zellweger)

2019: British Independent Film Awards (BIFA): mejor actriz (Zellweger) y maquillaje

2019: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a mejor actriz (Zellweger)

2019: Satellite Awards: Nominada a mejor actriz (Zellweger) y vestuario

Crítica:

Seguramente la mayor parte de los espectadores uruguayos del film Judy, jamás vieron alguna de las realizaciones protagonizadas por Judy Garland, actriz que este título toma en sus últimos años, en una biografía erigida sobre esquemas comunes en los “biopic” televisivos. O sea una funcional, pero no creativa conjunción de espectáculo, síntesis psicológica de personajes esquemáticamente construidos, y un argumento establecido sobre parámetros de interés para amplio espectro de consumidores de imágenes.

Ergo, un libreto habilidoso, se encarga de ilustrar rápida y fugazmente, mediante “flashbacks” y precisas líneas de diálogo, acerca del pasado de esta celebridad, víctima del Hollywood dominado por la obtención de ganancias sin medir los sacrificios a que se sometía a sus esclavos actores.

Eliezer Meir, un judío ruso que en los EE.UU. se convierte en Louis B. Mayer, zar de la MGM, fue un verdadero torturador de las actrices y actores a los que tenía sujetos por feroces contratos. Y una de sus víctimas fue precisamente esa Judy Garland, que aquí es recreada en una monumental actuación de Renée Zellweger.

El personaje de Mayer, como el de maridos y amantes de Garland que aquí aparecen, lo hace solamente en la medida necesaria para señalar la destrucción física y moral de la niña que transita la infancia, adolescencia y edad madura, a impulso y ritmo de los intereses espurios de los estudios, combinados con la ambición de una madre que permite que las horas de descanso y de vigilia convenientes a los horarios de rodaje, sean los que, drogas mediante, regulen el sueño de su hija, también abusada sexualmente por el patrón absoluto de MGM.

La Garland de Zellweger es una mujer destrozada desde el arranque del film, y los “flashbacks” con instancias “felices”, no posibilitan exponer el proceso de deterioro del personaje. Pero aún sin él, Judy es vehículo para que Zellweger vierta el drama de esta mujer –poco importa que los pequeños ojos rasgados de Zellweger no se correspondan con los de Garland- con increíble fuerza dramática y también cante –manteniendo estilo pero con su propia voz- reconstruyendo a su “retratada”.

Esto es Judy Garland: La leyenda detrás del arcoiris, un pretexto biográfico para recordar a la Garland (1922- 1969) en cuya trayectoria fílmica su voz emerge en más de centenar y medio de películas, cuarenta de las cuales la tuvieran como actriz. Siendo el más popular de esos titulos El mago de Oz (1939), donde al igual que aconteciera con Lo que el viento se llevó (también de 1939), oficialmente aparece dirigido por Victor Fleming, ocultándose la participación de George Cukor.

Esos datos convierten a los estudios base de la industria hollywoodiana, MGM en la vanguardia, en factorías regidas por dos de los motores fundamentales que regulan la actividad humana: el sexo y el dinero (no siempre en ese orden). Freud, Marx, Cristo y los directores de Bancos, se han manifestado al respecto.

Pero este no es un film de denuncia y análisis del medio del cual procede (no se pierdan el próximo estreno de Dark Waters) y ese sesgo moral y ético comparable con la esclavitud y la tortura, es solamente parte del universo que asesinó a Frances Ethel Gumm, una niña que con la complicidad de una madre inescrupulosa y la ausencia de un padre estigmatizado a causa de su homosexualidad, fue convertida en Judy Garland, una criatura víctima de insanas apetencias.

A Judy Garland se la convirtió en una niña oprimiendo sus pechos cuando interpretó a la Dorothy de El mago de Oz, se le proporcionaron amantes, se le hizo abortar para no perjudicar la imagen virginal y casta de algunas actrices y films cristianos impulsados por L.B. Mayer (y las iglesias cristianas). El Hollywood infernal queda al costado, esto es tan solo lo que ocurrió a una actriz.

Acontece que aún sobreviven muchos de aquellos espectadores que gracias a un Hollywood absorbido en matinés, no podían admitir que: el honesto Gary Cooper de A la hora señalada no tuvo reparos en brindar servicios sexuales a hombres y mujeres que ayudasen en su carrera, los galanes Cary Grant y Rock Hudson prefirieran a sus compañeros varones en vez de esas inalcanzables pechugonas con bustos iguales modelados por sostenes democráticamente igualadores impuestos por los estudios, el heroicamente democrático Errol Flynn hubiese sido agente nazi, Doris Day no retaceará su cuerpo a quien se le antojase, los malvados ladrones de bancos de los films policiales de los años 20 eran aplaudidos por granjeros despojados por esas honorables instituciones, Frank Sinatra y su clan fueron apoyados por la Mafia,…

Ud. lector, se estará preguntando a título de que surge todo esto, porqué dejamos tan poco espacio a la estupenda Zellweger que ganó el “Oscar” (premio que los que hacen el cine suelen conceder por muy diferentes y hasta encontrados motivos). Simplemente porque más de una generación debió luchar contra ideas arteramente inducidas a espectadores (infantes, adolescentes, adultos) que crecieron al ritmo de Hollywoodland. Y también, debo confesarlo, Judy Garland me resultó sumamente antipática (con la

excepción de El Mago de Oz), con sus orejas de ratón, su permanente cara de extraviada (perdón, yo era un niño y no conocía los sórdidos entretelones), y esas canciones pegajosas. Ahora, me provoca tristeza descubrir que el cine que tanto amamos, haya asesinado a Frances Ethel Gumm, y haya explotado a Judy Garland, hasta que muriese también.

Pero ella fue vengada, el “Arco Iris” al que canta Dorothy, y vaya a saberse cuantas cosas más, le transformaron en Diosa de los Homosexuales.

Por último, tuvo una hija de su breve matrimonio con el realizador Vincente Minnelli, se llama Liza, también canta (y me encanta) y manifestó no vería este film. También tuvo otra descendencia, una niña y un varón, producto de un conflictivo matrimonio con un actor/agente. Al contrario de Liza Minnelli, esos hijos cuyo destino desconocemos aparecen en el film protagonizado por la fascinante Renée Zellweger.

El realizador británico Rupert Gold (1972), realizó previamente dos episodios y un film de TV, siendo este su primer trabajo para cine. “Érase una vez en Hollywood”.

Alvaro Sanjurjo Toucon (Exclusiva para accu.uy, 07/02/2020)

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