Martes y viernes a las 20.00 horas. Entrada: $ 150, socios gratis.
Título original Fraylandia
Año 2019
Duración 75 min.
País Uruguay
Dirección Sebastian Mayayo, Ramiro Ozer Ami
Guion Ramiro Ozer Ami
Música Sebastian Mayayo
Fotografía Gabo Ferro, Nicolás Almada
Reparto Documentary
Género Documental. Comedia. Drama
Clasificación + 12 años
Sinopsis Una fábrica finlandesa. Un conflicto entre dos
países sudamericanos. Una mujer entre dos hombres. (FILMAFFINITY)
Crítica:
Varios géneros convergen en esta ambiciosa, caótica y
atractiva realización de Sebastian Mayayo (1977, codirector, guionista,
fotógrafo y montajista de Ahora lo tengo que hacer -2004-) y Ramiro Ozer Ami
(1972, camarógrafo de El almanaque -2012- y director artístico del film previo
de Mayayo).
El puente Gral. San Martín, que une la costa uruguaya de
Fray Bentos con Puerto Unzué, en la opuesta orilla argentina, próxima a la
entrerriana ciudad de Guleguaychú, une y también separa a ciudadanos
enfrentados por la megaobra que significaba la instalación en las proximidades
fraybentinas de una planta de celulosa por parte de la finlandesa Botnia, que luego
pasaría a manos de la también finlandesa UPM.
El film se desplaza sobre dos modalidades escénicas: la
coral, que toma a los núcleos opositores (argentinos y uruguayos) y partidarios
(uruguayos) de la papelera, en su condición de masas anónimas; y la personal,
donde algunos personajes sobresalen, y con sus historias privadas, introducen
una reconstrucción que da al film la condición de “docudrama”.
La pareja obligada a distanciarse geográficamente,
trasmitiendo su fidelidad en cartas de imposible idioma, los estragos
provocados por el tiempo y vaivenes sentimentales, la alegría con que se aborda
una vida sencilla ocultando otras carencias, la “burbuja” social a que dan paso
los jerarcas europeos, son algunos de los “mini argumentos” que van conformando
un entramado definidor de la densidad psicológica de las criaturas ubicadas a
un lado y otro del puente con lomo de camello, desde cuya altura se divisa
lejana, como un monstruo amenazante, a UPM 1.
La reconstrucción documental –como viene haciéndose desde 1922
cuando Robert J. Flaherty hizo que el esquimal Nanook y su familia “actuaran”
su vida cotidiana ante la cámara- logra espontaneidad por parte de quienes se
interpretan a si mismos, en un estilo de despojamientos formales que la cámara
recoge con impronta propia del más puro e inicial “neorrealismo” italiano.
No olvidemos que el “cine documental”, en tanto “documento”
incontrovertible, no existe. El “documento” es moldeado cual frágil masilla tan
solo con el montaje más elemental, y si nos ceñimos a Dziga Vertoov y lo
eliminamos, el encuadre, el ángulo de cámara y la lente utilizada implican
igualmente una toma de posición, una actitud política.
Las referencias a un Tabaré Vazquez que en su búsqueda de
votos se opusiera firmemente a una UPM a la que en su segundo mandato otorga
dádivas sin precedentes, abre las puertas a una UPM 2 que queda fuera del film
y parece un gigantesco guiño de completa actualidad.
Fraylandia dice mucho, denuncia a los villanos de la
película: UPM cuya falsa bondad parece provenir de aquel prehistórico programa
de preguntas y respuestas: Doble o Nada de “Mejoral”, cuando la característica
voz de Isidro Cristiá anunciaba dinero para toda la República.
En esta coyuntura histórica, en este año donde elegiremos al
primero de los muchos gobiernos que por medio siglo habrá de someterse a los
dictados ya no de unos intereses de Finlandia (cuya historia sería útil
repasar) sino de UPM, que nos impondrá universidades, líneas férreas, zonas
francas y todo cuanto desee el supercapitalismo sin bandera ni nombre. Ayer se
llamó Botnia, hoy UPM, y mañana…
Casualidad, o deliberado propósito, el momento en que se
estrena Fraylandia amplía su contenido. (…) Alvaro Sanjurjo Toucon en accu.uy
Trailer
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