Título original La trinchera infinita
Año 2019
Duración147 min.
País España
Dirección Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga
Guion Luiso Berdejo, José Mari Goenaga
Música Pascal Gaigne
Fotografía Javier Agirre Erauso
Reparto Antonio de la Torre, Belén Cuesta, Vicente Vergara,
José Manuel Poga, Emilio Palacios, José María del Castillo, Carlos Bernardino,
Adrián Fernández, Nacho Fortes, Marco Cáceres, Joaquín Gómez, Esperanza
Guardado, Óscar Corrales, Enrique Asenjo, Estefanía Rueda
Género Drama | Basado en hechos reales. Guerra Civil
Española. Posguerra española. Años 30.
Clasificación +16
Sinopsis Higinio y Rosa llevan pocos meses casados cuando
estalla la Guerra Civil, y la vida de él pasa a estar seriamente amenazada. Con
ayuda de su mujer, decidirá utilizar un agujero cavado en su propia casa como
escondite provisional. El miedo a las posibles represalias, así como el amor
que sienten el uno por el otro, les condenará a un encierro que se prolongará
durante más de 30 años.
En estos años un grupo de autores se destacó en el panorama
de la cinematografía española. El término es amplio, ya que son bastante
inclasificables: se trata de un trío de cineastas que no siempre trabajan
juntos ni en la misma labor, funcionando a veces como directores, guionistas o
las dos. Pero sea en la función que sea el equipo de Jon Garaño, Aitor Arregi y
Jose Mari Goenaga es digno de tener en cuenta, ya que desde su primer
colaboración en un mismo proyecto, Loreak, se muestran como artistas con una
voz creativa y fresca, dispuestos a proponerse desafíos en la pantalla. Lo
demostraron convirtiendo lo que parecía un melodrama clásico en una interesante
muestra de habilidad narrativa, y lo reafirmaron en Handia, un bonito cuento
freak sobre las adversidades y las sorpresas que se nos presentan en la vida,
con un notable trabajo técnico y de recreación de época además de una narrativa
sensible, con algo del cine de Jeunet, que no juzgaba a sus criaturas sino que
las exponía con cariño ante el espectador, evitando las bajadas de línea sobre
las personas diferentes. Estos dos trabajos, con sus aciertos y errores, ya
dejaban la vara alta, y La trinchera infinita supone un importante antes y
después en la carrera de los tres, ya que es un trabajo (si se puede) más
ambicioso que el anterior y con mayor repercusión tanto en España como
internacionalmente.
La película nos sitúa en 1939, cuando la Guerra civil está
finalizando en España. Hidalgo, un republicano, debe huir de su pueblo ya que
las fuerzas franquistas andan detrás de él, pero rápidamente descubre que es
imposible ya que no sólo los soldados están alertas sino también los vecinos,
especialmente uno que mantiene un viejo rencor contra el protagonista. Sin
lugar a donde ir Hidalgo regresa a su casa, en donde tiene un pequeño hoyo que
sirve de refugio cada vez que alguien entra a revisar el lugar. Al principio
tanto él como su esposa, Rosa, confían en que esta situación extrema durará
poco tiempo, idea que sostiene la cordura del hombre y la esperanza de la
mujer, pero los años pasan y las cosas siguen igual, o más afianzadas aún.
Seremos testigos entonces de cómo se las ingenia este personaje para sobrevivir
durante 30 años en un encierro total.
Como mencionaba antes, este debe ser el trabajo más complicado
de sus autores, y afortunadamente el más satisfactorio, ya que potencia y
consolida las habilidades que demostraron previamente. Un primer acierto se
encuentra en la eficacia de la narración, empezando de forma muy rápida aunque
sin apresurarse, explicando lo necesario y confiando también en que el público
sabrá rellenar lo que falte, para luego adaptar el ritmo a lo que la situación
requiera. Existen momentos muy movidos en el metraje, sobre todo en cada
intento de escape de Hidalgo, pero también se le presta atención a la
desesperación interna, el tedio del escondite, la impotencia al no poder salir
y el miedo a lo que puede pasar —- un intimismo que le da más potencia al drama
y sobre todo no desentona. También es notable el manejo de la tensión a través
de todo lo que sucede fuera de plano, lo que nos posiciona directamente dentro
de la cabeza del personaje principal.
Ese es tal vez el mayor triunfo de la película, ya que no
solo podemos entender lo que vive el pobre Hidalgo sino también su esposa y posteriormente
su hijo. La trinchera infinita se encuentra totalmente en contra de la
persecución por parte de un régimen autoritario, sea por ideales, por gustos o
por lo que sea que se reprima a una persona, pero también muestra que la
condena no solo la sufre el individuo sino también todo aquél que lo rodea,
gente que incluso se puede llevar la peor parte, como puede ser la tortura
física y la psicológica. Y finalmente abre otra línea, la del idealismo
político, planteando una pregunta interesante: ¿Tiene más valor aquél que huye
o aquél que es mártir? ¿En qué lugar de la historia quedan esos “topos”, como
se les llamó a estos hombres que se escondieron del franquismo en sus casas?
Esos cuestionamientos son espléndidamente interpretados por
la dupla de Antonio de la Torre y Belén Cuesta, los cuales realmente se
involucran con el material y transmiten muy bien el dolor y la amargura de sus
roles. Él viene de dos roles que realmente me habían impactado, en El reino y
La noche de 12 años (en donde incluso imita a la perfección los modismos del
Pepe Mujica), por lo que no me sorprende su nivel, pero debo confesar que
desconocía el trabajo de Cuesta y logró impresionarme, por momentos llegando a
robarse toda mi atención. Ambos tienen mucha química y resultan creíbles en
cada salto temporal, ayudados también por el buen y discreto trabajo de diseño
de producción que, si bien no es tan vistoso como en Handia, deja bien en claro
en qué momento viven los personajes.
También hay que detenerse un segundo en el notable
fotografía de este film, la cual sin dudas era un gran reto. Sin irse a los
extremos de Enterrado, otra destacable película española, aquí casi todo se
filma en espacios reducidos, pero con la suficiente inteligencia y creatividad
para que el espectador no se sienta aprisionado sino que crea que realmente
está ante un espacio infinito. Es una lástima que en la pasada edición de los
Premios Goya esta película se haya tenido que enfrentar con otras igual de
poderosas, lo que se vio reflejado en los pocos premios que terminó
consiguiendo a pesar de ser la más nominada, pero si siguen por este camino no
hay dudas: en algún momento estos tres directores se llevarán a casa el premio
más importante de la ceremonia. Martín Imer (La vida en un cine, 24/03/2020)
Trailer:
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