martes, 7 de agosto de 2018

07 y 10ago18: La forma del agua


Resultado de imagen para la forma del agua

Título original The Shape of Water
Año 2017
Duración 119 min.
País Estados Unidos
Dirección Guillermo del Toro
Guión Guillermo del Toro, Vanessa Taylor
Música Alexandre Desplat
Fotografía Dan Laustsen
Reparto Sally Hawkins,  Doug Jones,  Michael Shannon,  Octavia Spencer,  Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg,  Lauren Lee Smith,  David Hewlett,  Nick Searcy,  Morgan Kelly, Dru Viergever,  Maxine Grossman,  Amanda Smith,  Cyndy Day,  Dave Reachill
Productora Bull Productions / Fox Searchlight
Género Fantástico. Drama. Romance. Thriller | Años 60
Clasificación: + 15 años
Sinopsis
En un inquietante laboratorio de alta seguridad, durante la Guerra Fría, se produce una conexión insólita entre dos mundos aparentemente alejados. La vida de la solitaria Elisa (Sally Hawkins), que trabaja como limpiadora en el laboratorio, cambia por completo cuando descubre un experimento clasificado como secreto: un hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido. (FILMAFFINITY)

Premios 2017
4 Premios Oscar: Mejor película, director, música y diseño de prod. 13 nom.
Festival de Venecia: León de Oro (Mejor película)
Globos de Oro: Mejor director y banda sonora original. 7 nominaciones
Premios BAFTA: 3 premios, incluyendo Mejor director. 12 nominaciones
American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
Critics Choice Awards: Mejor película, director, dir. artística y banda sonora
Críticos de Los Angeles: Mejor director, actriz (Hawkins) y fotografía
Asociación de Críticos de Chicago: 7 nominaciones incluyendo mejor película
Satellite Awards: Mejor actriz ( Sally Hawkins). 10 nominaciones
Sindicato de Productores (PGA): Mejor película
Sindicato de Directores (DGA): Mejor director/película
Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a Mejor guión original
Sindicato de Actores (SAG): Nom. mejor actriz (Hawkins) y actor sec. (Jenkin

Magia y compasión
En todo el cine de Guillermo del Toro, ese hombre adulto que nunca ha perdido la pasión y la fidelidad al cine, las historias, los personajes, los ambientes y las ensoñaciones que le fascinaron desde niño, existen convicciones que nacen en la infancia, aplicables al cine y a la vida. Los espectadores pequeñitos teníamos muy claro (y quiero pensar que a los actuales les ocurre lo mismo) que en cine existían los buenos y los malos y, por supuesto, desconocíamos el significado del maniqueísmo ni falta que nos hacía. Y ganaban los buenos. Posteriormente el cine y la vida te demostrarán que existe algo llamado matices, que además del blanco y el negro hay más colores, que son intercambiables, y que en el mundo real casi siempre vencen los malos.
Su cine sería siempre identificable aunque no apareciera la firma. Hay faunos enternecedores y dragones salvajes (algunos de ellos con apariencia humana), gente acorralada y sola que busca un refugio y que solo se lo proporcionará su imaginación, historias de terror conviviendo con una poética muy personal, un tono y una atmósfera que remiten a películas de otro tiempo.
Reconociendo la singularidad de su obra, sospechando que cada que vez que escribe y rueda siente un embeleso similar al de los críos con sus juguetes, que su relación con el cine viene marcada por el corazón, nunca por el mercenariado o la calculadora, que su huella es igual de poderosa y auténtica con los grandes presupuestos y con el posibilismo, ruede en México, en España o en Hollywood, hay películas suyas que me gustan mucho y otras menos. Hasta ahora, mis favoritas eran El laberinto del fauno y La cumbre escarlata. Con La forma del agua creo que ha logrado su obra maestra, en la que todo funciona. Me fascinan sus imágenes, me preocupa el presente y el futuro de sus atribulados personajes, me creo algo tan irrazonable como el romance (abarrotado audazmente de sexo en un presunto cuento de hadas) entre el sufriente monstruo anfibio y la muda que jamás perdió la pureza, me da mucho miedo el villano, me empapo sin esfuerzo de esa atmósfera tan insólita, me transmite emoción, sentimiento y magia. Y puedo entender ante la arriesgada y poética fabula que ha filmado Guillermo del Toro que determinados espectadores la encuentren irreal e incluso ridícula. Pero no estoy dispuesto a discutir con nadie sobre ello. O entras, o te quedas fuera. No hay términos medios con esta extraña película. En cualquier caso, no quiero imaginármela doblada.
Mi cuelgue es inmediato con esa protagonista tan poco glamurosa. No solo es muda. Tampoco es guapa. Se despierta en plena noche para ir a fregar y a limpiar en unos inquietantes laboratorios gubernamentales durante la Guerra Fría. Se masturba ritualmente en la bañera. Se dirige en un autobús muy triste a su rutinario trabajo. Pero no maldice su suerte ni reniega del mundo. No se siente sola ni desamparada. Sonríe mucho y llora poco. Porque hay dos personas tan perdidas como ella que son sus amigos, una compañera de trabajo que la protege y un anciano homosexual, artista y casi siempre desolado, al que ella cuida y mima. Le basta para seguir tirando. Esa perdedora también posee algo luminoso. Está dispuesta para embarcarse en la aventura más irracional, comenzar un amor con un monstruo que es mucho más humano que aquellos que le recluyeron y esclavizaron.
Esta película habla de la compasión, del calor que se pueden otorgar los marginados, de la capacidad de amar en las circunstancias más duras. Lo cuenta con un lenguaje visual admirable, retratando sensaciones.
Carlos Boyero en El país de Madrid

Trailer:



No hay comentarios :

Publicar un comentario