miércoles, 19 de noviembre de 2014

21Nov14: Relocos y repasados

Viernes, a las 20.30 horas, en el marco de la Semana Nacional del Cine.

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Guión y dirección: Manuel Facal
Con: Santiago Quintans, Joaquín Tomé, Nicolás Furtado, Micaela Psinisnuc, Luciano Demarco

Crítica: Sebastián Lasarte en Cineuy.com

Joaquín Tomé, Micaela Psinisnuc y  Nicolás Furtado en Relocos y Repasados
En su naturaleza, “Relocos y Repasados”  es exactamente lo que quería que fuera: Un cambio de actitud y espíritu para el cine uruguayo, atreviéndose a imitar estilos dinámicos y sumar un look moderno. Pero separándose de las agallas que tiene dentro de nuestro cine, la cinta de Manuel Facal es solo un loco paseo que llama la atención por su visión, pero que carece de humor, y debe poner todo en los hombros de su exagerado y cansador delirio. Es esa persona que aun intoxicada, puede ser simpática; esa simpatía por otro lado, acaba con tu paciencia en poco tiempo.

Descrita como “Una comedia de errores y drogas”, la película no pretende ir mas allá de su claro objetivo introduciendo a Andrés (Santiago Quintas) y a Elías (Joaquín Tomé), dos polos opuestos pero a la larga unidos como mejores amigos. Con la madurez tocando sus puertas, ambos se preparan para encarar un futuro más serio tras una noche sin ataduras, sabiendo que tendrán que enfrentarse a ellas por la mañana. De camino a casa, al intentar revivir sus etapas más juveniles, Elías se topa con una jabonera que oculta cinco tipos de droga: Marihuana, Cocaína, Éxtasis, LSD y Ketamina. Poniendo como excusa la posibilidad de llevar a cabo un experimento social, Elías convence a Andrés de usar tales drogas junto a otras tres personas. Cada individuo será víctima de los efectos de una sustancia diferente, y mientras pretenden presenciar los efectos entre ellos, la realidad los golpea, y deberán vérselas con ella a medida que sus facultades se atrofian.

Abriéndose con su mejor artimaña, no creo que nada de lo que ofrece más adelante supere a sus primeros dos minutos en donde una pequeña ventanita visiona una reflexión por parte de Andrés, introduciendo el atractivo panorama visual y otorgando un poco de desarrollo al personaje. Los otros cuatro protagonistas por otra parte, se mueven por impulsos bien diferentes el uno del otro, haciéndolos fáciles de identificar desde el principio. Elías es una catástrofe con patas, Catalina (Micaela Psinisnuc) es joven e inocente, Martín (Luciano Demarco) pasa por una etapa espiritual, y a Cooper (Nicolás Furtado) no le molesta ser descuidado u obsesivo, solo depende de la ocasión, lo cual funciona gracias a la buena actuación de Furtado.

“Relocos y Repasados” pretende ser graciosa. Su estilo y argumento son lo suficientemente astutos como para proveer una comedia joven fresca, pero su humor no es capaz de unirse a tal tono, desarrollando chistes básicos, vulgares y lo que es más importante, poco efectivos. Todo su arsenal cómico, se separa del potencial y crea otra cara. Ésta no juega con diálogos, sino que se limita a usar gags visuales que nada tienen que ver con el encanto que provoca su elaborada postproducción. No es que sea incapaz de sacar por lo menos una sonrisa, pero entre una menor con sobredosis, ser vulgar sin ningún ingenio, y ver a alguien cubierto de excremento durante media hora, no es un curriculum para sentirse orgulloso.

Rozando unos 100 minutos, los mismos son llevados con suficiente agilidad y desenvolvimiento visual. Las tomas son rápidas, la edición inteligente y la misma rompe la barrera para dar ritmo. Técnicamente, la misma muestra el interés por parte de Facal, pero su guion carece de la misma fascinación. El lenguaje coloquial uruguayo es reconocible no solo gracias a su agilidad, sino que se arrastra de cierta forma y no son pocos los momentos en que los comentarios se sienten forzados tanto realista como narrativamente, quedándose con la forma vulgar o coloquial en que se dicen ciertas palabras como único punto de referencia.

Describiendo a esas cinco personas, uno decide seguirlos desde que aceptamos la propuesta argumental, pero es imposible no repensar tal posición. Con todo dicho, todos siguen siendo los mismos y no hay nada en ellos medianamente conectable o cómico, especialmente con él inaguantable personaje de Elías. La actitud enseñada se vuelve más triste con cada minuto y francamente incluso una reflexión se ve fuera de lugar, siendo imposible de creer. ¿Tanta locura, tantos problemas, tanta obsesión existe en estas cinco almas que no pueden esperar al fin de semana? Ese tipo de pregunta tonta queda en tu cabeza, rebotando y haciéndote despreciar a los individuos, quienes no quieren ver la madurez y ni siquiera pretenden dar una explicación al respecto.

Por tan cómica que pretenda ser, su apoyo hacia las drogas es algo preocupante por más que un debate al respecto no llegaría muy lejos. Esos delirios tienen su cuota humorística, pero navegar en un mar de completa irresponsabilidad y utilizar como nudo el coma por sobredosis de una menor, se acerca demasiado al límite. Créanme, habrá cosas en pantalla para desviarnos de esto, pero en retrospectiva el trato con las drogas podría ser el problema más grave, complicando las sensibilidades de algunos espectadores.

Deambula entre el valor y el ser burda. Su mera producción induce esperanza en el futuro del cine nacional, dado que una visión como esta puede salir victoriosa si ordenara mejor sus ideas y no abandonara su creatividad a manos de tontería gratuita. El potencial está ahí, “Relocos y Repasados” por otro lado, no lo explota, solo es la prueba de que podria existir.

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